6.1.10

#153: Croc don't-do


Ha corrido mucha agua desde la última vez que estos dedos viejos machacaron este teclado para exprimir más que un chiguete de texto. Se me antoja culpar a los cambios recientes de ubicación y ritmo de vida, o a el ya rutinario bloqueo cada tantos meses. Quizá la razón radica junto a Sobeida o, lo más probable, es que no me dio la gana de postear mientras no lo hice. Pero esta, creo, es una nueva entrada.

Durante la ausencia pasaron sin fu ni fa por el blog la celebración de mi cumpleaños, el Día de la violencia contra la mujer, las fiestas de Navidad, y miles de vainas que se me ocurrieron y no publiqué. De una cosa a otra fui dejando de lado este espacio y a sus tres fieles seguidores. Así, día a día, inició un nuevo año en el cual, como cada enero, soplan aires cargados de propósitos y metas que, con la mejor de las disposiciones, acabarán sin duda en membresías de gimnasio y chicles de nicotina dejados al olvido para marzo. Y con esto en mente, reinicio lo del blogueo.

Inicia una nueva década y, de la pasada, numerosos eventos y elementos alcanzaron su lugar en la historia. Uno de éstos, y la razón de este post, lo constituye una moda maleva que al parecer ha destruido percepción de lo bello, lo propio y lo que puede considerarse bueno en nuestras sociedades. Un dolor de cabeza en los pies que se multiplica cual pie de atleta en centro de uñas chino. Los malditos Crocs.

Los Crocs, sin duda, representan la maldad en su estadío más puro. Diversas corrientes teológicas cristianas, por ejemplo, afirman que el relato de Adán, Eva y el Fruto Prohibido no es más que una analogía a la pérdida de el favor divino que sufriría el humano al utilizar el controversial "calzado". Las mismas teorías indican que durante el descenso de los ángeles caídos éstos llevaban crocs puestos y que, siglos después, la visita de Jesús no fue más que un intento finalmente fallido de evitar la demoníaca inspiración de su diseño. Así, en 2004, aparece el modelo de Crocs que conocemos... una mezcla de plástico, zuecos, espíritu gringo y holgazanería, valga esta última redundancia.

Si algo positivo tienen los Crocs, es su capacidad de acabar con el conflicto funcionalidad vs. estética, al demostrar que puede existir algo carente de ambas cualidades y a la vez ser causante de la crisis ecológica, económica y de valores morales del mundo actual. Y de 23 tipos de cáncer diferentes.

Di no a los Crocs.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los crocs son los zapatos Guilligan. Si alguien vio alguna vez la isla de Guilligan se daran cuenta de lo que digo. La cara de estupida que la gente adopta cuando se pone esa version turistica de los suecos suizos.

aco che!

Eduardo dijo...

what a croc!!

Rosa dijo...

los crocs son feos u_u pero la gente dice q son comodos... deben ser buenos pa entrarse en rios y no pisar las piedras o.O

sarilog dijo...

gracias por este post, me saco una sonrisa

Emmanuel dijo...

Hay algo peor que los crocs...