9.6.09

#140: Concrete Issues



El Parque Nacional de los Haitíses es uno de los pulmones de un país cuyo verdadero mal está en la cabeza. Una situación crónica, posiblemente congénita, nos aflije, y de diagnóstico en diagnóstico quedamos cada vez peor.

Mientras otro tema de moda hace su paso por nuestra media isla, el ojo público [de facebook] se distrae entre los dimes y diretes de las partes que apoyan o no la construcción de una mentada cementera en, cerca es más acertado, de Los Haitíses.

La dirección de medio ambiente patrocina semejante metida de pata, y cómo no hacerlo tomando en cuenta los jugosos intereses monetarios que hay de por medio. Fríamente visto, se generarán empleos, se mejorarán las condiciones de vidas de zonas aledañas y se pondrá a valer una zona en la que una que otra vez cada año bisiesto nos acordamos, a lo mucho, para vacacionar.

Ok. Está claro que en la zona hay muchas plantitas, animalitos y reservitas de agüita bien bonitos y valiosos. Pero los verdes han hablado, y patalee quien patalee, la cementera va.

Un cuento que me envió la Plinky hace par de días me conectó par de cables y vi la situación con ojos más cursis. Así más o menos iba: Un secretario de Estado iba de visita por un campo y se interesa en una propiedad que está cercada. Se acerca a un campesino que estaba por ahí y le pide dejarlo inspeccionar el área. El campesino le indica que era libre de revisar lo que quisiera, pero que por favor no accediera al área cerrada. El político, indignado saca su carnet oficial y le dice al campesino: "Con este carnet yo puedo atravesar cualquier cerca, revisar lo que se me antoje y pisotear a quien quiera." El campesino, intimidado por el porte del secretario, se aparta y lo deja pasar. Pocos minutos de cruzar el alambrado, el político sale corriendo de los matorrales, perseguido por tremendo toro cebú, en lo que el campesino le grita desesperado desde el lado seguro de la cerca "¡Ei cainei... sáquele ei cainei!" [Redoble de batería.]

Creo que sobra explicar quién es quién en la historia. Nunca fui bueno buscando moralejas. Quizá el político disponga de medios para parar al toro. Quizá una bala bien puesta, talvez un hachazo, lo que sea. Pero a veces, a pesar de lo fútil del caso es bueno ver que ese toro que más de una vez pensé dormido se inmuta, aunque sea por presión social o simple moda.

Muchas iniciativas se han creado para la causa. A quien le interese, que se una. Yo me daré un bañito.

Gracias a Kalus por la ilustración.

4 comentarios:

Junior Cid dijo...

Muchas voces se han levantado en contra de esa cementera. Pero me molesta que muchas de esas voces, importantes e influyentes, lo hace de lejito detrás de un microfono. Ni de broma se les ocurre ir al lugar de los hechos a ejercer presión.

Interesantes temas pal.

Joma dijo...

Y ya se han olvidado de la pobre gripe :(

Rosa dijo...

ocal haciendo su labor social :O

Kalus dijo...

Cómo has bandalizado mi ilustracioncita... u.u